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JAMES STEWART El americano tranquilo de Gerard Molyneaux

Disponibilidad: En stock

Código: 84-930065-5-6
35,46 €

 


ISBN: 84-930065-5-6
344 páginas, 21 x 30 cms.
Encuadernado en Rústica.
343 fotografías (107 en color y 236 en blanco y negro). Carteles en color de todas sus película
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Fue la perfecta encarnación cinematográfica del hombre bueno tal como lo quería el ideal norteamericano: el ciudadano honesto, emprendedor y demócrata de un país que creía en sí mismo. Fue el inolvidable intérprete de algunos de los filmes más hermosos y optimistas de Hollywood. Fue un héroe en la II Guerra Mundial. Se llamaba James Stewart, y durante un tiempo fue el más grande entre los grandes. 

Durante más de cuatro décadas, este tipo desgarbado y larguilucho se dedicó a crear una inimitable galería de hombres honestos, de hablar espacioso, gestos desgarbados y convicciones sólo en apariencia vacilantes. Arquitecto que nunca llegó a ejercer, tras sus comienzos en Broadway se inició en el cine con la película "Murder Man", a la que siguieron títulos como "Rose Marie""Ella, él y Asta""El séptimo cielo", o "Ardid femenino". Pero fue su asociación con el cineasta italoamericano Frank Capra la que le elevó a los altares de la fama con películas tan memorables como "Vive como quieras""Caballero sin espada" y "¡Que bello es vivir!". A estos títulos hay que añadir otras comedias hoy clásicas como "El bazar de las sorpresas" o"Historias de Filadelfia", que le valió el único Oscar de su carrera. 

Durante la guerra mundial sirvió en el Ejército (terminó la contienda con el grado de Coronel y cargado de medallas), para después reanudar su carrera con filmes en los que exhibía una madurez física que amplió notablemente el registro de sus personajes. Especial mención merece su colaboración con los directores Alfred Hitchcock y Anthony Mann. Con el primero rodó un filme histórico desde el punto de vista técnico -"La soga"-, dos obras maestras -"La Ventana indiscreta" y "Vertigo"- y un delicioso ejercicio de suspense -"El hombre que sabia demasiado"-. Y con el segundo se convirtió en uno de los rostros más representativos del western gracias a títulos antológicos como "Winchester 73" o "El hombre de Laramie". Los primeros años sesenta marcarían sus últimos papeles magistrales, en filmes como "Anatomía de un asesinato""Dos cabalgan juntos""El gran combate"

Muy conservador, sin escándalos conocidos, un único matrimonio y dueño de sólida fortuna, James Stewart murió en su casa de Beverly Hills cuando estaba a punto de convertirse en un adorable nonagenario. Para entonces se había ganado en el corazón de los espectadores el hueco reservado a los actores más queridos de Hollywood.